Debido a la profunda crisis económica, el pasado lunes, el Parma FC dejó de existir. Aquel histórico club que supo estar en la élite del fútbol europeo en los años 90, fue víctima de manejos fraudulentos, vaciamiento institucional y negocios turbios que lo llevaron a la bancarrota. En Memorias Futboleras desandamos el camino de este triste final.
Entre la cordillera de los Apeninos y la llanura del río Po, se encuentra una pequeña ciudad de 180.000 habitantes conocida en el mundo por dos de sus mayores exponentes: la empresa alimentaria Parmalat y el Parma Fútbol Club. Es domingo 22 de febrero de 2015 y el frío castiga
de manera impiadosa al norte de Italia. Los Tifosi
del Parma le ponen el pecho a la gélida mañana y encaran su periplo hasta
el Ennio
Tardini, su estadio, en donde deberán jugar una nueva fecha del Calcio contra
el Udinese. A estos locos no los detienen ni las bajas temperaturas ni el mal
momento deportivo/institucional que vive el club. Sueñan con que los tres
puntos queden en casa y así empezar a escalar posiciones en una tabla que lo
tiene en la última posición.
El puñado de hinchas que osaron llegar hasta la cancha nota que algo no anda bien. El estadio vacío y la ausencia de clima de partido hacen presagiar a los Tifosi de lo peor. Minutos después se enteran que su equipo no saldrá a jugar el encuentro por la grave crisis económica que vive la institución. El Parma no puede afrontar ni los costos para abrir su estadio. Así los rostros pintados de azul y amarillo se desdibujan y se tiñen de tristeza, desesperanza y desolación. El aroma a desamparo resulta insoportable y la crisis se vuelve endémica.
Desde aquel domingo de febrero comenzó una severa agonía que se prolongó hasta el día de ayer. Una muerte lenta y dolorosa de un club que supo estar en la cima de Europa ganando, en la década del 90, Copa UEFA, Recopa y Supercopa. La grave crisis económica lo llevó a su desaparición. Los directivos del club, extraordinarios saqueadores, fueron los encargados de cavar la propia tumba del Parma, mientras que la Justicia italiana fue la responsable de sacarle el respirador, considerando su estado irreversible.
Para comprender lo sucedido hay que decir que el conjunto en donde brillaron
alguna vez Crespo, Ortega, Verón, entre otros, tenía una deuda de 218 millones
de euros que se hacía insalvable. El incremento del pasivo comenzó a gestarse
cuando la empresa Parmalat, dueña del club, entró en quiebra debido a un fraude
financiero causado por Calisto Tanzi, fundador y presidente compañía, en 2003. Tanzi,
también presidente del Parma, fue detenido y acusado de dibujar en sus balances una
deuda de 14,3 millones de euros y por el blanqueamiento de dinero en las Islas
Caimán, bajo una suma de 3.950 millones de euros.
El emporio se vino abajo y el club sintió el cimbronazo de lleno. Las deudas, las sanciones, el malestar en los jugadores y empleados empeoraban día a día. La Justicia italiana, advertida del creciente pasivo, declaró en bancarrota al Parma y autorizó la venta del club a un precio de 20 millones de euros. En un principio, los candidatos para hacerse cargo del plan de salvataje fueron tres: el empresario Giampietro Manetti, Parma FC SPA de Giuseppe Corrado, y Parma Calcio SPL de Mike Piazza. Los dos últimos se bajaron ya que habían manifestado no poder hacerse cargo de las excesivas deudas que tenía la institución. Así Giampietro Manetti, quedó como único aspirante y, allanado el camino, solo tuvo que poner un euro para comprar al Parma.
El 6 de febrero de 2015, Manetti asumía la presidencia con un discurso poco congruente con las acciones llevadas a cabo tiempo después. “Vamos a pagar todo. Es nuestro deber respetar los plazos para pagar los impuestos y los sueldos. Vamos a sumar a otras empresas, italianas y extranjeras”, sostenía. Lejos de ser el salvador, cayó en los vicios de sus antecesores. Las deudas con los jugadores no se saldaron, el equipo sufrió la quita de puntos por deficiencias administrativas y económicas y fue prohibido para jugar la Europa League. “Es muy difícil ver al Parma en esta situación. Si el primer equipo está luchando, imaginate nosotros”, decía Hernán Crespo, técnico del plantel juvenil por aquel entonces. Los hechos calamitosos para el Parma se sucedían en un efecto cascada. El 18 de marzo de este año, el dueño del club era detenido por “asociación ilícita, fraude informático y lavado de dinero”. Los capitales (4,5 millones de euros) que Manetti se procuraba conseguir provenían de una organización criminal. Un día más tarde, el Fiscal y los acreedores pidieron la quiebra del club. “La situación de insolvencia es irreversible”, se murmuraba en el recinto.
Con un club en donde los propios jugadores lavaban sus camisetas, los vestuarios no contaban con agua caliente y los micros que transportaban a los futbolistas estaban confiscados, poco quedaba hacer. La Justicia italiana dio de plazo legal hasta el 22 de junio de2015 a la espera de una oferta
de compra que salve a la institución. Nada de eso ocurrió y el Parma deberá
refundarse con otro nombre y comenzar a jugar en la Serie D. La historia grande del Parma fue arrebatada con manejos espurios, fraude y deshonra. Serán los hinchas de la ex Parma los encargados de hacer resurgir al club y soñar con volver a ser lo que alguna vez fueron.
Épocas de gloria
El Parma fue fundado el 27 de julio de 1913 bajo el nombre de Verdi Football Club (en honor al famoso músico). Meses después, el nombre cambiaría por siempre a Parma Fútbol Club. El conjunto Parmensi tuvo su época dorada en la década del 90. Por aquellos años contó entre sus filas con jugadores como Hernán Crespo (máximo goleador en la historia del club), Ariel Ortega, Juan Sebastian Verón, Buffon, Cannavaro, Cassano, entre otros. Ganó, a nivel internacional, dos Copa UEFA, la Supercopa y la Recopa de Europa. En el plano doméstico se hizo de tres Copa de Italia y la Supercopa italiana. Lejos en el tiempo quedaron esas proezas noventosas.
El puñado de hinchas que osaron llegar hasta la cancha nota que algo no anda bien. El estadio vacío y la ausencia de clima de partido hacen presagiar a los Tifosi de lo peor. Minutos después se enteran que su equipo no saldrá a jugar el encuentro por la grave crisis económica que vive la institución. El Parma no puede afrontar ni los costos para abrir su estadio. Así los rostros pintados de azul y amarillo se desdibujan y se tiñen de tristeza, desesperanza y desolación. El aroma a desamparo resulta insoportable y la crisis se vuelve endémica.
Desde aquel domingo de febrero comenzó una severa agonía que se prolongó hasta el día de ayer. Una muerte lenta y dolorosa de un club que supo estar en la cima de Europa ganando, en la década del 90, Copa UEFA, Recopa y Supercopa. La grave crisis económica lo llevó a su desaparición. Los directivos del club, extraordinarios saqueadores, fueron los encargados de cavar la propia tumba del Parma, mientras que la Justicia italiana fue la responsable de sacarle el respirador, considerando su estado irreversible.
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"Chiuso per rapina", "cerrado por robo" en italiano |
El emporio se vino abajo y el club sintió el cimbronazo de lleno. Las deudas, las sanciones, el malestar en los jugadores y empleados empeoraban día a día. La Justicia italiana, advertida del creciente pasivo, declaró en bancarrota al Parma y autorizó la venta del club a un precio de 20 millones de euros. En un principio, los candidatos para hacerse cargo del plan de salvataje fueron tres: el empresario Giampietro Manetti, Parma FC SPA de Giuseppe Corrado, y Parma Calcio SPL de Mike Piazza. Los dos últimos se bajaron ya que habían manifestado no poder hacerse cargo de las excesivas deudas que tenía la institución. Así Giampietro Manetti, quedó como único aspirante y, allanado el camino, solo tuvo que poner un euro para comprar al Parma.
El 6 de febrero de 2015, Manetti asumía la presidencia con un discurso poco congruente con las acciones llevadas a cabo tiempo después. “Vamos a pagar todo. Es nuestro deber respetar los plazos para pagar los impuestos y los sueldos. Vamos a sumar a otras empresas, italianas y extranjeras”, sostenía. Lejos de ser el salvador, cayó en los vicios de sus antecesores. Las deudas con los jugadores no se saldaron, el equipo sufrió la quita de puntos por deficiencias administrativas y económicas y fue prohibido para jugar la Europa League. “Es muy difícil ver al Parma en esta situación. Si el primer equipo está luchando, imaginate nosotros”, decía Hernán Crespo, técnico del plantel juvenil por aquel entonces. Los hechos calamitosos para el Parma se sucedían en un efecto cascada. El 18 de marzo de este año, el dueño del club era detenido por “asociación ilícita, fraude informático y lavado de dinero”. Los capitales (4,5 millones de euros) que Manetti se procuraba conseguir provenían de una organización criminal. Un día más tarde, el Fiscal y los acreedores pidieron la quiebra del club. “La situación de insolvencia es irreversible”, se murmuraba en el recinto.
Con un club en donde los propios jugadores lavaban sus camisetas, los vestuarios no contaban con agua caliente y los micros que transportaban a los futbolistas estaban confiscados, poco quedaba hacer. La Justicia italiana dio de plazo legal hasta el 22 de junio de
Épocas de gloria
El Parma fue fundado el 27 de julio de 1913 bajo el nombre de Verdi Football Club (en honor al famoso músico). Meses después, el nombre cambiaría por siempre a Parma Fútbol Club. El conjunto Parmensi tuvo su época dorada en la década del 90. Por aquellos años contó entre sus filas con jugadores como Hernán Crespo (máximo goleador en la historia del club), Ariel Ortega, Juan Sebastian Verón, Buffon, Cannavaro, Cassano, entre otros. Ganó, a nivel internacional, dos Copa UEFA, la Supercopa y la Recopa de Europa. En el plano doméstico se hizo de tres Copa de Italia y la Supercopa italiana. Lejos en el tiempo quedaron esas proezas noventosas.
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