martes, 7 de marzo de 2017

El fútbol en colores



Violeta, verde, amarillo, naranja, rosas…No se trata de una fiel descripción de las típicas casas que descansan a la rivera del Riachuelo en el cálido barrio de La Boca. Ni retrata las tonalidades de la paleta con la cual el pintor se gana el mango día tras día. La cuestión no es tan romántica sino que tiene justificaciones más mercantilistas. Hoy la policromía de las vidrieras de las casas de deportes exponen lo que las  marcas hace años vienen sosteniendo: ponerse a tono con la magnitud de los espectáculos deportivos y jugar su propio campeonato del marketing.
El boom de los botines de colores en el fútbol es un fenómeno propio del nuevo milenio. Desde que el fútbol se volcó a las masas, allá por fines del siglo XIX y principios del siglo XX, sus componentes fueron mutando: los torneos, las camisetas, los estadios y hasta las reglas. Lo que se había mantenido intacto hasta entonces había sido el color de los botines. El calzado fue monocromático, solo de color negro. Ese mismo negro que hoy cuesta encontrar en los pies de algún futbolista que deambula por el verde césped.
En 1996 la marca española Joma revolucionó el mercado al introducir una nueva tonalidad en los botines. “El color en el fútbol” fue el nombre de la campaña ideada por Fructuoso López, dueño de la firma.  Nada de flúo, ni fucsias: el primer calzado de color fue blanco. El ambicioso proyecto, en sus primeros momentos, recibió más críticas que aplausos. Los sectores más tradicionales del mundo del fútbol miraban con recelo el osado proyecto, sosteniendo que se acercaba más a unos zapatos de bailarinas de danzas que de futbolistas.
No obstante, lejos de caducar en su intento, López, como buen empresario y viejo conocedor del rubro, redobló la apuesta: consiguió que dos figuras de la selección de España usaran las botas que su empresa había diseñado. Alfonso Pérez, jugador del Betis, se calzó los blancos y Fernando Morientes, del Real Madrid, hizo lo propio con los rojos. Aunque Joma había dado el punta pie inicial, el negro aún seguía predominando en los calzados de fútbol.

Las grandes marcas, tras los pasos de Joma en la “moda arcoíris”
Si bien existían otras marcas importantes (Puma, Le Coq Sportif ), a finales de los noventa, Adidas dominaba el mercado de la indumentaria del futbol. Pero fue allí que a la legendaria firma alemana le iba a salir un feroz competidor, con el que debería repartir la torta de ingresos y luchar codo a codo por ver quién sería la marca número uno del planeta. Nike se posicionó como el rival a vencer por Adidas. Tanto las grandes como las medianas empresas deportivas, apoyadas en el desarrollo tecnológico, necesitaron seguir los pasos de Joma para no quedar atrás de sus competidoras.
La aceptación en el público fue aumentando considerablemente y las marcas empezaron a pagar suculentos contratos a sus máximas figuras para promocionar sus productos. Nike, con el gordo Ronaldo a la cabeza, lanzaron los Mercurial azules cromados para el Mundial de Francia 1998. Casi al mismo tiempo, Adidas no quiso ser menos y diseñó los Predators blancos con detalles rojos que llegaron al mercado con la imagen de David Beckham.
Ya a principio del siglo XXI el aluvión de botines coloridos fue mayor y fueron variando las tonalidades con mayor frecuencia. Gerardo Molina, experto en marketing deportivo de la consultora Euroméricas Sport Marketing sostiene que “ya no hay botines negros porque representan lo uniforme, lo popular y lo antiguo. Y eso vende menos que lo distinto. Por eso, las marcas los lanzan cada vez más diferenciados y personalizados. Hoy los botines son también objetos de moda y de glamour”.
Como el Quijote luchando contra los molinos de viento, la dirigencia del Manchester City decidió, hace un tiempo hasta acá, darle batalla a la moda: el conjunto inglés prohibió que los chicos de sus divisiones menores usen botines de colores.  El jefe de la Academia Citizen, Jason Wilcox, señaló que esta medida ayudará a crear jóvenes más humildes. "Queremos que la gente pueda representar a Manchester City de la manera correcta. No hay nada peor para mí que para ver a un futbolista de alto perfil, que no tiene modales o el respeto a otras personas", sentenció.
Los botines, resistentes al cambio durante mucho tiempo, fueron vencidos, convirtiéndose en objetos camaleónicos víctimas de la voracidad del marketing. En los estadios, en las casas de deporte y en potreros; desde Cristiano Ronaldo y Messi hasta el grupo más amateur de amigos; desde el habilidoso número diez hasta el más patadura del equipo. El fútbol vive una invasión multicolor en donde, cada tanto, el negro pide permiso.